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Que la humanidad relegue los bosques a un espacio que se deba desmontar para realizar actividades lucrativas, tales como la minería o la agricultura, es un hecho común y mundial. Actualmente, los países industrializados se encuentran en una etapa de restauración de las arboledas mientras que los que están en desarrollo, como Perú, siguen en la de deforestación (Lanly, 2001). Asimismo, Debido a las características socioeconómicas de la Amazonía peruana, la deforestación sigue intensificándose desde el siglo pasado. En primer lugar, el cultivo ilegal de la coca es un ejemplo importante de la explotación selvática en el Perú, ya que esta práctica es responsable de la tala de un 14% del Amazonas, en el siglo pasado (Dourojeanni, 1989). El Valle del Río Huallaga es una región muy importante en la historia de la coca peruana, debido a que, en la década del 60, el gobierno incentivó a campesinos a que desarrollen la agricultura de café, cítricos y varios otros cultivos en la zona, mediante créditos y ayuda técnica. Sin embargo, el Estado abandonó el soporte prometido y los colonos del valle decidieron cultivar coca, por su rentabilidad. Así, progresivamente, el Huallaga se transformó en la zona con mayor producción coquera del mundo. En 1989, se estimaba que existían 200,000 hectáreas destinadas a la producción de coca. Debido a la expansión cocalera, los agricultores legales buscaron alejarse de dichas zonas, por el narcotráfico y terrorismo, y se adentraron a la selva. Por ello, se estima que se deforestó 700,000 hectáreas aproximadamente. Actualmente, el Perú es el segundo mayor productor de coca, mundialmente. En 2016, el gobierno invirtió 239 millones de dólares en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, las áreas de cultivo de coca siguen creciendo, debido a que no se logra detener la producción a causa de inefectivas políticas del Estado peruano. En segundo lugar, la minería ilegal causa diversos conflictos sociales y daños a ecosistemas importantes. Por ejemplo, en la región de Madre de Dios, principal productora de oro peruano, se deforestaron 95,750 hectáreas de bosques,a causa de esta actividad. Desde la década pasada, el precio del oro a nivel mundial aumentó constantemente hasta llegar al 360% de su valor (Swenson, 2011). Debido a esto, los pobladores de la región ampliaron la actividad minera en respuesta a la inflación del valor del oro, incrementando la tasa de deforestación en Madre de Dios en un 425%. Sobre esta ampliación, se destaca que el 67% ocurrió desde el 2009, estableciendo a la minería ilegal como el primer causante de deforestación y degradación de una las áreas más biológicamente ricas del mundo.