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 LA AGRICULTURA COMO CAUSANTE DE LA DEFORESTACIÓN EN LA AMAZONÍA PERUANA

Renzo Cáceres

 

El beneficio económico siempre ha sido una fuerza motivadora en las actividades comerciales. En efecto, la búsqueda de eficiencia en la producción de materiales es una prioridad en cada etapa para maximizar las ganancias. Así, los monocultivos, que consisten en plantaciones de una sola especie a gran escala, son una realidad en la actualidad debido a su eficacia. Lamentablemente, esta práctica degrada la calidad del suelo por acabar con sus nutrientes, lo cual conlleva al uso de fertilizantes artificiales y una posible búsqueda de nuevos terrenos para plantar. Además, desde mediados del siglo pasado, el Amazonas fue objetivo de dichos cultivos, debido a políticas de estado y necesidad de la población. Por ello, en el siguiente párrafo se explicará por qué la agricultura es considerada como posible causante de la deforestación en la Amazonía peruana mediante el ejemplo de dos monocultivos.

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Según la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), la agricultura es considerada como uno de los factores de deforestación de bosques más importantes debido a la creciente demanda de productos de consumo. Asimismo, la selva Amazónica peruana no es exenta de esta problemática. En primer lugar, el monocultivo de la coca ilegal, el cual inicia como respuesta a la incapaz colonización de la ceja de selva por parte del Gobierno de Belaúnde en los 60s (F. Echevarria, 1991), es un causante de la deforestación Amazónica. Por ejemplo, el plan de urbanización de las Lomas del Huallaga falló debido a la ausencia del apoyo del Estado; en conjunto con el aumento de la demanda de coca a nivel mundial, la Amazonía se convirtió en la mayor productora de coca del mundo. Dourojeanni, especialista en temas ambientales peruanos, indica en un informe que para el año 1988 se deforestó 700,000 hectáreas de bosques. Dicha deforestación incluía las viviendas de los cocaleros y los terrenos de pobladores que buscaban alejarse de las zonas de cultivo de coca. Actualmente, la ONU reporta que existen 49,000 hectáreas destinadas a esta planta y que el Perú sigue siendo uno de los líderes de su producción. Es importante recalcar que los operativos antinarcotráfico contribuyen, aunque de menor manera, a la deforestación debido a que requieren destruir los laboratorios, pistas de aterrizaje y áreas de cultivo, lo cual obliga a los cocaleros a deforestar nuevas hectáreas. Por otro lado, los agricultores cocaleros son presionados a incurrir en esta práctica por su necesidad de sobrevivir, por la ausencia del Estado o por que simplemente otros lo realizarán si ellos no lo hacen. En segundo lugar, las plantaciones del aceite de palma y el incremento de ellas en la Amazonía son una causa de la deforestación. Recientemente, este insumo es el núcleo de muchas controversias ecológicas en Indonesia, debido a que para su producción, tanto legal como ilegal, la selva es fuertemente deforestada. Por ejemplo, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente indica que el 98% de los bosques de Indonesia desaparecerían antes del 2022 debido a la tala. Los usos de este material son diversos, desde ingrediente de alimentos hasta combustible, y su necesidad incrementa en las industrias. Por esta razón, se estima que 60,000 hectáreas de la selva peruana son dedicadas a la palma y en trámite para su producción unas 113,000 más. Este remplazo de selva por bosques artificiales de palma es influenciado por la geografía de la región y la falta de normas que regulen a las industrias que invierten en el Amazonas.

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En resumen, la búsqueda de ganancias económicas enfocada en la agricultura de la región Amazónica peruana es un factor de deforestación importante debido a su extensión. El cultivo de coca ilegal, producto de políticas ineficientes de Estado, sigue deforestando debido a la necesidad o avaricia de muchos pobladores en el VRAEM o Huallaga. También, las inversiones recientes para la producción del aceite de palma han impulsado a la tala de árboles de la Amazonía por la necesidad de hectáreas de cultivo. Asimismo, es necesario proteger nuestro patrimonio, cuyo valor cultural y ecológico es incomparable a ciertas ganancias que puedan generarse con los negocios. Además, la destrucción del hábitat de miles de especies únicas debe detenerse y explorar otros métodos de cultivo que no afecten a los ecosistemas. A su vez, el Estado debería responder a las necesidades de los pobladores de la región de la selva peruana, los cuales ven por conveniente para sobrevivir destruir sus bosques y/o participar en narcotráfico.

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Debido a su alta rentabilidad, el aceite de palma remplaza muchos de los árboles en la Amazonía. En la foto, se prepara el traslado de los frutos de la palma.

Fotografía de El Comercio

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Fotografía digital que muestra el avance de la deforestación por el cultivo de coca  y la minería ilegal en el Parque Nacional Bahuaja Sonene.

Foto de Monitoring of the Andean Amazon Project

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